Escapada a Cantabria 2017

Llegaba el puente de la Almudena y nos escapamos unos días. Era jueves y salimos sobre las 10 de la mañana. Teníamos ganas de un finde largo sin prisas y de relax.

Nuestra parada para comer la hicimos en el Restaurante de la Ribera, Calle el Mesón, 7A, 39430 Sta. Olalla

Comimos un menú de muy buena comida casera por 8,50 Eur por persona.

Como era muy pronto todavía para ir a nuestra casa rural, decidimos ir a ver el Bosque de Sequoias en Cabezón de la Sal.

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Nosotros sentimos especial curiosidad por estos árboles desde que los vimos en California.

Entramos y enseguida nos quedamos enamorados de este bosque con sus 848 pies de Sequoias sempervirens y 25 de Pinus radiata. Tiene una superficie de 2,47 has. Las Sequoias del Monte Perdido se declararon Monumento Natural en 2003. Se plantaron sobre 1940. Como curiosidad: El nombre Sequoia conmemo a Sequoiah, un indio cheroquee, educado en Georgia, que sobre el siglo XIX inventó un alfabeto para el dialecto de su tribu.

Después nos fuimos a nuestro alojamiento rural cerca de Cabezón de la Sal en Villanueva de la Peña. Casa Angela con capacidad max. para 6 personas.

Dejamos las maletas y nos dimos una vueltita por el pueblo.

El viernes nos levantamos con el cielo mas gris todavía y lloviendo mucho. Como Miguel tenía que trabajar, nos fuimos las chicas a Santillana del Mar.

No sé la cantidad de veces que he estado aquí, pero no me canso de este pueblo. Había muy poca gente y disfrutamos de nuestro paseo. Evidentemente aprovechamos y compramos anchoas, corbatas, sobaos y alguna cosilla más.

Volvimos a la casa rural para recoger a Miguel y para irnos a comer. Comimos en el Restaurante JJ en Cabezón de la Sal, un menú del día muy rico y casero por 10 Eur por persona.

Como el día seguía muy revuelto nos fuimos al Museo de Altamira que tiene una recreación de la cueva original. Muy chulo y muy recomendable.

Después, como Miguel no había estado por la mañana, decidimos ir a tomar el cafetín otra vez a Santillana. Ahora por la tarde, casi de noche ya, con muy poca gente, era mas bonito todavía. Tomamos nuestro café en el Parador.

Dimos la vuelta entera disfrutando del ambiente casi místico.

El sábado por fin sin lluvia. Cogimos el coche y nos fuimos a ver el Parque Paleolítico de la «Cueva del Valle» cerca de Rasines (a una hora de camino).

No está muy bien señalizado, de hecho sin GPS no se encontraría. Se aparca en una espacio habilitado para ello al lado de un merendero.

Hicimos primero la ruta del Parque Paleolítico. Está muy bien. Primero un paseíto por el bosque pasando por la boca de una antigua mina y después nos encontramos con una figura de un mamut a escala natural.

También vimos el antiguo lavadero con un panel explicativo sobre la mecánica de las aguas sobre el medio cárstico. Aquí nace el río Silencio.

Entramos también en la Cueva del Valle. Esta ha sido formada por el río Silencio, que, a lo largo de miles de años ha creado una gran entrada y ha labrado galerías y formaciones a lo largo de sus afamados 60 km de recorrido espeleológico, que lo convierten en una de las galerías más largas de Europa.

Hace al menos 15.000 años, el hombre descubrió la Cueva del Valle. Desde ese momento y a lo largo de unos 8.000 años, este lugar fue usado como refugio por los cazadores del paleolítico, primero y del epipaleolítico y mesolítico después.

En la segunda parte de la visita, hicimos la Ruta de las minas y caleros de Rasines. Se trata de un sendero que asciende suavemente avistando durante el recorrido diversas estructuras relacionadas con la transformación de minerales en el siglo XIX. Todo viene muy bien explicado con paneles.

Para comer nos fuimos a Escalante. Un restaurante muy recomendable: Sarabia. La decoración muy cuqui, la atención y la decoración, como en casa. Y la comida súper casera. De primer plato comimos una alubias rojas (con chorizo), otra garbanzos con pulpo y Miguel y Sofi alubias con almejas. Buenísimo todo. De segundo Miguel y yo probamos jabalí guisado. Nos encantó. Y todo ello por 12 Euros por persona.

Después nos dimos una vuelta por Escalante y seguimos el camino al Parque Natural de las Dunas de Liencres.

El parque está localizado en la desembocadura del río Pas. Tiene 195 hectáreas y está formado por calas y dos playas. Cuenta además con una gran plantación de pino marítimo y destaca el sistema dunar, uno de los más importantes del Norte de España.

Aparcamos en el primer Parking para pasar el pinar de Liencres antes de llegar a la playa de Canallave. El paseo nos gustó mucho. Fuimos por el «Sendero del Arroyo Ganzarros». Bien indicado, limpio (a pesar de estar lleno de sitios para hacer picnic) y muy agradable.

Al salir del pinar, paseamos en paralelo al mar por un paseo habilitado. Llegamos a la playa y disfrutamos muchísimo. Apenas había gente, marea baja y muchas olas. Una maravilla de paseo y vistas.

Volvimos al Parking por el «Sendero entre Aparcamientos».

Ya estaba anocheciendo así volvimos a nuestra casita rural a disfrutar de nuestra chimenea.

Y ya era domingo y tocaba volver. Llegamos a Burgos sobre las 12:30 h y nos dimos un paseo por la zona peatonal y después nos fuimos a comer al Restaurante Polisón que está en la parte de atrás del Teatro Principal de Burgos, en el Paseo de Espolón. Comimos el menú Castellano con crujiente de morcilla, sopa castellana deconstruida y asado de cordero lechal. Muy rico todo.

Otro paseíto por Burgos, antes de volver a casita.

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