Unos días libres y muchas ganas de probar pastelería fina. Pues nos vamos a Paris.

Llegamos a Orly y de allí nos fuimos con el Orlyval hasta la estación de Anthony y después con el metro hasta nuestro hotel cerca de Opera.
Después de dejar nuestra maleta en el hotel nos fuimos a comer al Bistrot des Victoires.



Y ahora tocaba la primera visita a una patisserie. La de Pierre Marcolini, mejor pastelero del mundo 2020.

Creo que allí nos tomamos el mejor macaron que jamás hemos probado, brutal.

Seguimos nuestro paseo y nos topamos con el mercadillo de navidad en los Jardín de las Tullerías.

Nuestra siguiente parada iba a ser la patisserie de Sadaharu Aoki en rue Saint-Dominique.pero estaba cerrada. Así que nos fuimos a tomar un café au lait y un chocolate caliente antes de echar un vistazo a la Tour Eiffel, que nunca defrauda.



Cruzamos el río para verla desde los Jardins du Trocadero y además tuvimos la suerte de verla con las luces parpadeantes. Pura magia.

De aquí nos quedaban casi 50 minutos de paseo hasta nuestro hotel, pasando por los Champs Elysees, con sus luces de navidad.


Terminamos reventadas en el hotel cenando nuestra baguette con un buen queso y de postre macarons.

Nuestro segundo día se levantó frío pero soleado. De camino al Arco de Triunfo, nos recorrimos el barrio 8 con sus preciosas casas.



Nuestra primera patisserie del dia la de Cyril Lignac. Nos compramos una tartaleta que nos comimos en la calle y que nos supo a gloria.




De allí nos fuimos al Arco de Triunfo.

Siguiente parada la patisserie de Pierre Hermé en los Champs-Elysee.


Bajamos los Champs-Elysées y a medio camino nos tomamos un cafecito.


Seguimos paseando hasta llegar a Opera

Y después nos fuimos a las Galerías Lafayette. Tienen un mirador en la última planta que nos encantó.





Hora de comer. Habíamos leído recomendaciones del restaurante Le Soufflé y conseguimos reservar mesa. Nos encantó.



Ahora nuestro plan era llegar hasta Montmartre así que nos pusimos en marcha.








Hora de cenar. Hoy tocan Galettes. Restaurante recomendado en blogs de viajes y la verdad que barato y rico.



De camino al hotel disfrutamos de las luces de las calles


Nuestro último día tenía el High light de recoger nuestro encargo en la patisserie de Cedric Grolet, mejor pastelero del mundo en 2018. Cuando llegamos ya había una cola tremenda de gente para comprar pero como teníamos un encargo nos pusimos en cola separada donde nos atendieron enseguida y conseguimos nuestro pastel y una napolitana brutal.


Nuestro plan era tomarnos todo sentadas enfrente del Louvre pero empezó a llover muy fuerte y nos metimos en el Carrousel du Louvre, centro comercial con cafeterías en los bajos del Louvre.



Nuestra siguiente parada el Pompidou. Durante el camino nos llovió muchísimo.






Al salir, ya sin lluvia, nos acercamos a nuestro restaurante para comer. Un buen Flammkuchen en L’Alsacien


Ahora tocaba pasear para ver el Senna, la Notre Dame, el Louvre, ….








Un último cafecito y al aeropuerto

Recogimos las maletas y volvimos como habíamos llegado con metro, tren y tranvía al aeropuerto de Orly.
Au revoir Paris!!!!
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